
Que maravilloso habrá sido tener a Jesús como maestro, escuchar sus enseñanzas, ver sus milagros, y ser desafiados a una misión. Aquí podemos ver como Jesús impulsa a sus discípulos a llevar a la práctica lo que les enseñó, no era suficiente que entendieran intelectualmente lo que les enseñaban, era necesario vivir sus lecciones, ya que uno de los pecados que el Señor reclama a los fariseos es enseñar solo de palabra y no de hecho, enseñar solo de palabra y no con sus vidas (Mateo 23:1-36).
La Biblia también nos enseña que Jesús es nuestro Maestro como lo fue con los doce, él nos dejo sus enseñanzas, y también su Palabra nos desafía a ponernos manos a la obra (Palabras que transforman).
Hoy puedo ser un hacedor de su Palabra y no solo un oidor que se engaña a sí mismo.
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