Jesús ya no podía
pasar desapercibido, apenas llegaba a una aldea la gente lo reconocía y lo seguía.
Todos los enfermos querían tocar aunque sea el borde de su manto y asi sanar. Jesús
no descansó de su tarea, cualquiera fuese el lugar que llegaba siempre
demostraba el gran amor que Dios tiene por nosotros. La gente veía a Jesús y sabían
que había algo especial en él.
¿Cuando las
personas nos ven a nosotros, perciben algo especial? ¿Cuando nos conocen,
quieren estar cerca de nosotros? ¿Los que están a nuestro alrededor se sienten
amados por nosotros?
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