Marcos 9:1-8
Jesús llamó a Pedro, Jacobo y Juan y los llevo a una montaña. Ninguno imaginó lo que estaba por acontecer, tal ves pensaron que acompañaban a Jesús a orar. Cuando llegaron al lugar Jesús se transfiguró, su ropa resplandecía de blanca. El Señor dejo ver a sus discípulos la gloria con la que retornaría. Pero esto no terminó allí sino que apareció en escena Moisés y Elías, (dos grandes líderes de la historia de Israel. Tal vez esto señala que tanto la ley como los profetas confirman la naturaleza y propósito del Mesías Jesús) y comenzaron a hablar con Jesús. ¿Hasta aquí como te hubieses sentido si fueras uno de estos discípulos? Sin poder contener su lengua Pedro ofreció hacer tres enramadas, creyendo tal vez que el tiempo del reinado del Masías había comenzado, en ese instante una nube los cubrió, ¡era la gloria de Dios! y les dijo "este es mi Hijo amado, escúchenlo" Notemos el marcado énfasis de Dios el Padre, escuchen a Jesús mi Hijo.
Una experiencia inigualable, incomparable, y muy motivadora. Ver a Jesús glorificado animaría a sus discípulos frente a los próximos acontecimientos predichos por el Señor.
Cuando buscamos de corazón a Dios, cuando caminamos de su mano podemos tener la expectativa cierta que el Espíritu Santo nos sorprenderá, y podremos conocer a Dios de una manera maravillosa.
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