Jesús comenzó a contarles a sus discípulos lo que iba a suceder muy pronto. Él, el Mesías, debía sufrir, morir y resucitar. Jesús lo dijo con mucha claridad, pero este anuncio iba en contra de todo pensamiento judío respecto del Mesías. La visión instalada en la mente de todo israelita era la de un Mesías enviado a reinar y librar al pueblo de toda opresión, instalando e impartiendo su justicia, no viene para sufrir y morir. Pero Jesús estaba confirmando su misión, su propósito, el plan eterno de Dios que ya había sido anunciado por los profetas. Lo que continua luego del anuncio del Señor me deja impresionado. Pedro intenta persuadir a Jesús para que desistiera del plan original, sin darse cuenta estaba tratando de alejar al Señor de su propósito, lo estaba persuadiendo para que desobedezca. Tal vez podríamos decir que Pedro solo estaba teniendo muy buenas intenciones al aconsejar a Jesús de esa manera. Pero es evidente que tener buenas intenciones no significa estar en lo correcto. Lo mas impactante de todo esto es la manera en que Jesús lo reprende. Delante de todos los discípulos y en vos alta le dijo "aléjate de mi Satanás..." Jesús no estaba hablando a Pedro si no a aquel que estaba detrás de Pedro, Satanás. Sin darse cuenta Pedro estaba escuchando el consejo del enemigo, solo por creer lo que la tradición decía respecto del Mesías y no creer en las palabras de Jesús, que nada más y nada menos confirmaba lo dicho por los profetas, osea confirmaba la Palabra de Dios.
Esto me enseña lo peligroso que es alejarse de la Palabra de Dios; lo errado que podemos estar si basamos nuestras decisiones en tradiciones, costumbres o lo que otra persona me enseña sin haberlo verificado en le Biblia. También es importante entender que "nuestra lucha no es contra seres humanos... contra potestades que dominan este mundo..."(Ef. 6:12) y que "...Satanás ronda como león rugiente, buscando a quién devorar"(1Pedro 5:8)
Cuando dejamos de escudriñar la Palabra de Dios nos vemos expuestos a toda clase de filosofía, tradición y engaños ¡Y lo peor de todo es creer que estamos en lo correcto!
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