
Marcos 11:16-14; 20-26
Cuando el Señor vio una higuera quiso comer de su fruto pero al no hallar nada en ella la maldijo y se secó. Jesús quería enseñar una nueva lección a sus discípulos y lo hizo de una manera bien gráfica. Cuando volvieron a ver la higuera esta estaba seca y se sorprendieron por que reconocieron que se seco por lo que Jesús había dicho, y aquí viene la lección de Jesús, si piden con fe lo que pidan le será concedido. Ellos habían visto y oído lo que Jesús había hecho con la higuera, y te aseguro que desde ese momento al ver cualquier higuera la lección del Señor sería recordada.
Cuando el Señor vio una higuera quiso comer de su fruto pero al no hallar nada en ella la maldijo y se secó. Jesús quería enseñar una nueva lección a sus discípulos y lo hizo de una manera bien gráfica. Cuando volvieron a ver la higuera esta estaba seca y se sorprendieron por que reconocieron que se seco por lo que Jesús había dicho, y aquí viene la lección de Jesús, si piden con fe lo que pidan le será concedido. Ellos habían visto y oído lo que Jesús había hecho con la higuera, y te aseguro que desde ese momento al ver cualquier higuera la lección del Señor sería recordada.
Pidan con fe, les enseño y demostró Jesús. Notemos dos obstáculos que Jesús remarca en esta lección, una es la duda. Orar con fe es orar creyendo que ya fue respondida mi oración, pero la duda en la oración implica desconfianza y una es opuesta a la otra, por lo tanto si oro con fe recibo, y si oro dudando ¿qué sucederá? Jesús quería ser bien claro en este tema de la fe en la oración ¿porqué? por que es la clave en mi relación con Dios. La duda no es un tema menor, no es de poca importancia, al no tratarla nos engañamos y nuestra relación con Dios se transforma en religión. Por otro lado el Señor se tomo el trabajo de enseñar y ser bien gráfico para demostrarnos que es posible orar con fe, es posible desarrollar una vida de fe. Por lo tanto si luchamos con la duda, anímate Jesús conoce tu lucha y él cree que puedes vencer y vivir una fe poderosa.
El segundo obstáculo para una fe poderosa es la falta de perdón, perdona para que Dios te perdone. Si guardo en mi corazón rencor, enojo, amargura no podré vivir en fe. Necesitamos perdonar, necesitamos amar.
¿Quieres experimentar una fe poderosa? pues analicemos la duda y el perdón en nuestras vidas, y recordemos que Dios conoce de nuestras luchas, pero también conoce que podemos vencer y vivir una fe poderosa.
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