
Marcos 12:28-34
Todos los días nuevos desafíos, Jesús no podía estar tranquilo ni un momento, constantemente lo acosaban para acusarlo o para pedirle sanidad o por curiosidad. Él siempre estuvo firme, en guardia, esperando el próximo golpe de sus enemigos. En Efesios 6:18 encontramos "Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos" El Apóstol Pablo entendió cual es la clave de una vida de victoria, la oración. Jesús sabía de donde provenía su autoridad y poder por ello no dejaba de buscar al Padre, dice Marcos 1:35 "Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar." No importaba las presiones que vivía cada día, el tenía bien en claro su misión y quién era, podía enfrentar a quien sea aun a los mas estudiosos de las escrituras.
Como leímos en la historia de hoy, un maestro de la ley probó al Señor al preguntarle cuales eran sus prioridades, cual mandamiento era más importante por cumplir. Jesús probó que tenía bien en claro qué era lo mas importante por cumplir en la vida, amar a Dios y al prójimo. Jesús buscaba a Dios en oración, demostraba su amor a Dios en la dependencia y obediencia, y también amaba al prójimo a tal punto de entregar su vida por todos. Pero en este día me detuve a meditar en el verso 34 "Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo: no estás lejos del reino de Dios..." El Señor había notado la sinceridad e inteligencia con la que había respondido este maestro. Me pregunto si yo también tengo la claridad en mi vida de lo que es mas importante respecto a mi relación con Dios. ¿Estoy viviendo con inteligencia? ¿Estoy cerca o lejos del reino de Dios? ¿acaso los holocaustos y sacrificios (asistir a una iglesia, diezmar, servir en un ministerio, etc.) son suficientes para vivir en el reino de Dios?
Vivir en el reino implica vivir bajo sus principios y todos ellos se resumen en dos: amar a Dios con todo mi corazón, alma, mente y fuerzas y también amar a mi prójimo como a mi mismo.
Estas son las máximas del reino de Dios, estas deberían ser mis máximas y hoy serán puesta a prueba.
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