
La Pascua recordaba y celebraba la protección que Dios dio a los primogénitos de los israelitas cuando el ángel de la muerte paso por alto las casas que tenían la señal de la sangre, y la liberación del pueblo de Israel del yugo de esclavitud egipcio. Cuando Jesús estaba celebrando la pascua con sus discípulos dijo "...Esto es mi cuerpo." y "...esto es mi sangre del nuevo pacto." El Señor estaba haciendo referencia a una promesa de Dios que se encuentra en Jeremías 31:31-34, estaba dejando en claro que su sangre representa la manifestación del nuevo pacto de Dios. En él, Dios establece que a través de la sangre de su Hijo, nuestras iniquidades serian perdonadas, y nunca más se acordará de nuestros pecados.
Isaías dijo, hablando de Jesús:
"Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus herida fuimos sanados. Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros." (Is. 53:5,6)
El Señor Jesús cargó nuestros pecados y los llevo a la cruz. A pesar de que cada uno de nosotros elige vivir lejos de Dios, Jesús cargó nuestras culpas, derramó su sangre en la cruz y nos perdono.
El nuevo pacto fue establecido por vos, por mi... Jesús derramó su sangre por vos. Tú conoces tu manera de vivir, el Señor sabía que elegirías otro camino y no su camino, pero a pesar de ello derramó su sangre por vos. La sangre de Jesucristo nos da la oportunidad de volver a su camino.
¿Quién puede amarnos como lo hace Dios? Nosotros odiamos a Dios, le damos la espalda ignorándolo menospreciamos sus enseñanzas, pero su amor por nosotros no se ve alterado. Jesús derramó su sangre para darnos la oportunidad de acercarnos a Dios como hijos y caminar de su mano, ¿quieres hacerlo?
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