Marcos 16:9-20
Ya hacía tres días que Jesús había muerto. Dice el verso 10 que sus discípulos estaban lamentándose y llorando, pero Jesús les había anticipado que así debía suceder, también les había revelado que él resucitaría pero evidentemente no lo entendieron o no lo creyeron, o el dolor por los acontecimientos, los miedos y las dudas respecto al futuro no les dejaban recordar las palabras de Jesús. El primer día de la semana el Señor resucita, ¡el que estaba muerto volvió a la vida! ¿lo crees?, y como leímos apareció primero a una mujer, también a dos que estaban en un camino, y todos ellos dieron aviso a los discípulos que habían visto al Señor, pero estos no les creyeron.
Creo que esta es una de las primeras reacciones que nosotros también tenemos, dudamos de que sea verdad. Y en el momento que entregamos nuestras vidas a Cristo comenzamos un proceso de experimentar el poder de Dios en nuestras vidas en la medida en que le demos lugar. Cuando el Señor apareció a sus discípulos le reprendió por haber dudado del anuncio de sus amigos, pero no quedó todo allí, les encomendó la misión de llevar su mensaje a toda la humanidad. Esto es maravilloso, creo que Dios también insistes con nosotros, así como con sus discípulos, una y otra ves desafía a nuestra fe... no nos desecha cuando dudamos, él insiste y nos da una misión. No nos obliga, como tampoco obligó a sus discípulos, ellos decidieron seguir y obedecer a su Señor y esto es lo que Jesús espera también de ti y de mi.
"Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nueva a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado." Marcos 16:15,16
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