
Marcos 15:16-21
Dice Isaías 50:6 "Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a los que me arrancaban la barba; ante las burlas y los escupitajos no escondí mi rostro."
En Marcos podemos leer el cumplimiento de esta profecía. Para este entonces Jerusalén estaba celebrando una de sus fiestas mas importantes, la pascua, cientos de judíos de todas partes se reunían en Jerusalén para celebrar, y por ello de seguro que el contingente de soldados romanos se multiplicaba en esta fecha para mantener el orden en la ciudad. Por lo tanto la causa de Jesús era de público conocimiento, no creo que haya habido una persona en Jerusalén que no esté enterada de lo que estaba pasando con Jesús. Imagínate toda una multitud, influenciada por los líderes religiosos, gritando a Pilato ¡Crucifícalo!. En medio de esta presión Pilato ordena azotar a Jesús para ver si de esta manera puede conformar a los religiosos y liberar a Jesús. Los azotes no formaba parte de una condena de crucifixión, pero Jesús la padeció. Estando en el pretorio dice el texto que toda la tropa romana se junto para participar en el castigo. Se burlaron, lo escupieron, lo golpearon, lo azotaron, y hasta le pusieron una corona de espinas. Toda la maldad del hombre se descargo contra Jesús. Hicieron lo que quisieron contra Jesús... en realidad esta escena aparenta mostrar que Pilato y los soldados hacían lo que querían, o que los líderes religiosos tenían la autoridad de solicitar la crucifixión de cualquier persona. Pero como leímos en Isaías 50 "Ofrecí mi espalda... mis mejillas... no escondí mi rostro." Jesús tenía toda la autoridad y el poder para detener y destruir a toda la tropa romana, pero no lo hizo, él se ofreció, no se resistió, no detuvo todo este proceso de sufrimiento, él se entregó por amor a todos y hasta por amor de sus mismos verdugos.
¿Quién puede ofrecer semejante amor? ¿en quién podemos encontrar tal calidad de amor? ¿Amar a quien te ama, que merito puede tener? Pero amar a quien te ama y, con la misma calidad de amor, amar a quien te odia ¿en donde podemos encontrar este calibre de amor? Jesús no obligó a nadie a que lo castigaran, tampoco dio motivo para que lo odiaran, y mucho menos obliga a nadie a que lo amen. El solo demostró el gran amor que tiene por su creación, demostró el gran amor que tiene por vos. ¿Cuál es mi respuesta a su amor?
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