Llegamos a unos versículos que siempre nos genera un conflicto, por lo que en general tratamos de eludir o minimizar sus implicancias, o nos convencemos que lo estamos obedeciendo. Léelo con mayor detenimiento.
Nuevamente vemos a Juan confrontando con la verdad, o es blanco o es negro, no podemos hablar de grises.
Recuerdo cierta vez cuando mi hijo estaba jugando con un balde, y cuando terminó de llenarlo con juguetes pretendía introducir mas objetos al balde pero ya no cabía, esto sucedió hasta que aprendió que no pueden ocupar dos objetos un espacio cuando solo cabe uno. Parece un concepto simple, pero a la edad de 1 año y unos meses descubrir esta vedad lo llenó de alivio y dejó de renegar con el balde.
A veces me veo como mi hijo, tratando de llenar mi vida con lo que el mundo ofrece y al mismo tiempo pretendo llenarme de Dios. Es un concepto simple también, pero pareciera que aun no entendí que en mi corazón no puede haber dos señores aunque pretenda vivir así.
Creo que Juan tenía bien en claro las enseñanzas de Jesús, el Señor dijo
"Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro..." (Mt.6:24)
En este mismo sentido, no podemos amar lo que el mundo ofrece y pretender también amar a Dios, "si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre" (verso 15).
Toma unos minutos para reflexionar ¿Qué es lo que el mundo te ofrece? ¿Puedes identificar los deseos que pretenden ocupar el primer lugar en tu vida? Recordemos que nada de lo que el mundo promete es permanente, pronto acabará, "...pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre." (verso 17)
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