Mi obediencia
1º de Juan 3:19-24
En los días anteriores meditamos sobre la importancia de demostrar nuestro amor al prójimo. Como hijos de Dios nuestra característica distintiva debería ser la de una conducta de amor hacia los necesitados.
En nuestro caminar diario nos enfrentamos con cientos de posibilidades de expresar nuestro amor a través de nuestras acciones, pero también nos encontramos día a día con la tentación del pecado; con satanás y todas las alternativas que el mundo ofrece para distraernos de nuestro propósito.
Si por alguna caída nuestro corazón nos acusa, recordemos que el amor de Dios es más grande que nuestro pecado, nada le podemos ocultar, entonces regresemos a él sin demorar (verso 20). Pero si perseveramos en buscarle todos los días y no solo un fin de semana, si nos esforzamos en escucharlo y obedecemos su palabra, podemos andar confiados, pues él nos dará todo lo que le pidamos por ser obedientes y hacer lo que le agrada (versos 21, 22).
¿Por donde podemos empezar? dice el verso 23 que él nos pide que creamos en su Hijo Jesucristo y que nos amemos como él nos ordenó. ¿Pero como creer en Jesús si no lo conozco, como confiar si solo lo busco ocasionalmente? Es interesante notar que a través de la obediencia permaneceremos en comunión con él, y su Espíritu nos guiará a vivir cerca de nuestro Señor (verso 24). No se trata de cuantos cultos necesitemos sino de quien está ocupando mi corazón, a quien estoy escuchando y obedeciendo.
Busquemos a Dios en este día, regresemos a él con un corazón arrepentido y con el firme propósito de obedecer su palabra. Su Espíritu mora en tu vida y él te guiará cada día.
Comentarios
Publicar un comentario