Filipenses 1:1-5
Como mencionamos anteriormente, Pablo había fundado esta Iglesia en su segundo viaje misionero. Cuando inició su viaje, él tenía otros planes, su intención era visitar otra región pero el Espíritu Santo los llevo hasta Filipos. Ante cada obstáculo en su camino Pablo reconoció que el Espíritu Santo los estaba guiando. Creo que el Apóstol no imaginó que en este viaje formaría grandes amigos y hermanos en Cristo. Ya que su intención inicial era visitar las iglesias que ya había fundado en su primer viaje, pero el Espíritu tenía otros planes.
En los primeros versos leemos que saluda a toda la Iglesia. Su carta iba dirigida a todos los santos, no solo a los hermanos y amigos que él conocía, porque de seguro que Epafrodito le habría informado sobre el crecimiento y estado de la Iglesia.
Dice en el verso 3 y 4 "Cada vez que pienso en ustedes, le doy gracias a mi Dios. Siempre que oro, pido por todos ustedes con alegría."
Es notable que el Apóstol tenía hermosos recuerdos de sus amigos y hermanos de Filipos, recordarlos lo llenaban de alegría y agradecimiento. Me imagino a Pablo recordando ese viaje, y la guía del Espíritu Santo en cada momento.
Después de un par de años de no verlos y ahora recibir buenas noticias de ellos, que estaban bien, creciendo y compartiendo el evangelio, llenaban de alegría a Pablo. En su carta no tuvo que hablar de errores doctrinales o exhortar al amor o al servicio, escribió con un corazón agradecido, y deseando volver a verlos
Que ejemplo la de Pablo y estos creyentes. El amor cristiano mutuo es notable y no solo emocional sino lleno de acción, un amor real no fingido y desinteresado. Los filipenses no se quedaron quietos esperando el regreso del Apóstol, ellos siguieron compartiendo el evangelio y creciendo. Y cuando se enteraron que Pablo estaba encarcelado, no demoraron en enviar una ofrenda, e interiorizarse de su estado.
¿Cuándo escuchaste el mensaje de la Cruz por primera vez? ¿puedes decir que no dejaste de crecer y compartir las buenas noticia?
Estos primeros versos también me llevan a pensar en los misioneros que están dispuestos a dar todo de sí por la causa de Cristo. ¿mantienes contacto con ellos? ¿oras por ellos? ¿ofrendamos por ellos?
Por último ¿oramos por nuestra iglesia? Pablo dice que siempre que oraba se acordaba de ellos. ¿Nosotros, tenemos presente en nuestras oraciones a nuestros hermanos y lideres de nuestra comunidad cristiana?
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