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El tesoro de la Palabra de Dios - Meditaciones cristianas

Buscando sabiduría 

"...si clamas por inteligencia y discernimiento, si los buscas como si fueras plata o un tesoro escondido, entonces comprenderás lo que es honrar al Señor y encontraras el conocimiento de Dios.
Porque el Señor concede sabiduría; de su boca fluyen conocimiento y ciencia." Prov. 2: 3-6
La Palabra de Dios

      Uno de los juegos favoritos de mis hijos es el tesoro escondido. Ellos deben buscar una serie de pistas escondidas en distintos lugares para poder descifrar el lugar donde se encuentra el tesoro. Se divierten mucho y nos contagian de alegría cuando encuentran el preciado tesoro. Quizás lo jugaste cuando eras un niño. 
     Ver a mis hijos buscar con tanto entusiasmo y compromiso su tesoro me llevo a pensar en este versículo, y analizar en mi actitud frente  a la Palabra de Dios. 

     En días anteriores meditamos en la importancia de buscar sabiduría, y que el principio de la sabiduría es el temor al Señor. No basta solo con escuchar su Palabra, sino que la Sabiduría demanda de nuestro compromiso, o sea disponer nuestro corazón para escuchar y obedecer su Consejo. Ahora me pregunto ¿Cuán comprometido debo estar en la búsqueda de Su Sabiduría? Pues la respuesta está en los versos que leímos al inicio. ¿La buscamos como a un tesoro?¿la deseamos como algo muy preciado? ¿la buscamos con la sencillez de un niño? 

     ¿Cuánto tiempo le dedicas a la Palabra de Dios? ¿La consideras tu más preciado tesoro? Pero creo que no solo se trata de tiempo de lectura, si no más bien de la disposición de mi corazón para escuchar a Dios y mi compromiso para obedecer.

     Hoy en día tenemos muchos recursos disponibles para meditar en la Palabra de Dios, la podes llevar en el celular y encontrar millones de reflexiones y estudios para cada gusto en particular en internet. De hecho en esta página encontrarás muchísimas meditaciones para cada día. Pero ¿estás escuchando a Dios? ¿estás obedeciendo?
     Te desafío a que busquemos a Dios todos los días, oremos y meditemos en su Palabra buscando sabiduría. Desafiemos a otros a hacer lo mismo, a un familiar, amigos, novio, vecinos, etc.

     Por último te dejo este versículo. Memorízalo y practícalo.
¿Cómo puede un joven mantenerse puro?
Obedeciendo tu palabra.
Salmo 119:9
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