Filipenses 1:12-19
, Pablo le escribe a sus amados hermanos desde la cárcel. No lo encarcelaron por robar, por asesinato, o por querer levantar al pueblo contra Roma. El estaba preso por causa de Cristo.
Cuando la iglesia de Filipos se enteró de esta situación, no demoraron en enviarle a Epafrodito para tener mas noticias del Apóstol y expresarle su preocupación por lo que le estaba pasando. Ellos habían conocido a Pablo y sabían de su arduo trabajo por compartir el evangelio, tal vez se imaginaban a un Apóstol triste o deprimido por no poder seguir viajando para evangelizar o para visitar a las iglesias. De seguro se habrán preguntado ¿por qué Señor? ¿por qué lo permites? ¿por qué no liberas a Pablo?
Cuando estamos sirviendo a Dios y nos pasa algo negativo no podemos evitar pensar ¿por qué a mi? Creo que la mayoría de nosotros pensamos que deberíamos tener el camino allanado, libres de obstáculos y sufrimientos. Pero recordemos que el Señor Jesús dijo "En el mundo tendréis aflicciones..." Y esto lo tenía bien en claro Pablo. En Hebreos 11:25 expresó "Prefiero ser maltratado con el Pueblo de Dios a disfrutar de los placeres momentáneos del pecado."
De seguro que Epafrodito le expreso la preocupación de toda la Iglesia por lo que él estaba viviendo. Habran pensado que el evangelio estaba siendo obstaculizado. Por eso Pablo les dice "...en realidad, lo que me ha pasado ha contribuido al avance del evangelio."
Que gran lección para todos, no solo para los filipenses. En el servicio a Dios no hay obstáculos ni imprevistos, todo ayuda a Su causa. Las buenas noticias no estaban encarceladas, nada las detenía. Pablo estaba en cadenas pero el mensaje de la cruz se esparcía con toda libertad, de tal manera que todos sabían que Pablo estaba preso por causa de Cristo. También muchos otros cristianos se animaban a predicar, y como también aclara, con intenciones buenas o egoístas. De una u otra formas el mensaje era compartido.
Por este motivo Pablo estaba gozoso, el mensaje de la cruz era compartido, pero también se gozaba por confiar en el poder de la oración (verso 19) Él confiaba en que Dios escucharía las oraciones de los santos. Pablo nos diría ¡Oren y Dios los escuchará! A veces no tenemos conciencia del gran poder de la oración. Salvo en los momentos de aflicción y prueba, cuando clamamos con gran expectativa. Pero a la hora de interceder por otros, ¿clamamos con la firme convicción de que nuestras oraciones son escuchadas?
Hoy es un buen día para orar por otros. Orar por aquellos que necesitan escuchar el mensaje de la cruz y orar por los que están en aflicción y prueba.
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