Filipenses 2:12,13
Queridos amigos, siempre siguieron mis instrucciones cuando estaba con ustedes; y ahora que estoy lejos, es aún más importante que lo hagan.
Esfuércense por demostrar los resultados de su salvación obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor. Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada.
¿Cómo es nuestro comportamiento cuando nadie nos ve? ¿podemos decir que vivimos una vida sin dobleces, transparente, sin manchas?
Como veníamos comentando, Pablo conocía personalmente a muchos hermanos de la iglesia de Filipos, y hacía bastante tiempo que no los veía pero se alegraba de escuchar buenas noticias de ellos, seguían creciendo y no se habían apartado del camino del Señor.
Cuando Pablo estuvo con los filipenses los guió en el camino del Señor, los discipuló y animó a no apartarse del camino. Pero ahora estando encarcelado y lejos, tenía muchos deseo de volver a visitarlos pero sabía que existía la posibilidad de que no suceda. Por este motivo les resalto que lo importante es obedecer a Dios, y llevar una vida digna del evangelio. Por que no importa si está o no él cerca para corregirlos o animarlos, ya que Dios mismo está con ellos produciendo el deseo y el poder en cada corazón para obedecerlo.
¡Vivan a Cristo! una vida digna del evangelio. Una vida que empieza por fe y que vive por fe, una fe real y práctica. Es reconfortante leer que Dios siempre está cerca, pues él produce en nosotros el deseo de servirle y buscarlo, y hasta nos da el poder y la fuerza para obedecerlo. ¿Puedes notarlo? Nuestra fe es víva, dinámica, no estática ni religiosa.
En Santiago 2:18 encontramos "...Alguien podría argumentar: Algunas personas tienen fe; otras, buenas acciones. Pero yo les digo: ¿cómo me mostrarás tu fe si no haces buenas acciones? Yo les mostraré mi fe con mis buenas acciones."
Dios produce en nosotros el querer como el hacer, pero de nosotros depende el esforzarnos por hacer su voluntad. Esforcémonos por hacer su voluntad.
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