¿Recuerdas alguna noche en la que estabas en tu casa y se apagó la luz? Me paso que estaba caminando de un lado a otro haciendo algo importante y al cortarse la corriente eléctrica todo quedó en oscuridad, y pretendiendo continuar me llevé todo por delante. Pero cuando pasas un rato en la oscuridad poco a poco te empiezas a adaptar y puedes ver algo, pero solo porque de alguna manera un poco de luz llega a donde estás (ya que la oscuridad es la ausencia de luz).
Creo que no tomamos conciencia de lo necesario de la luz hasta que nos falta y comenzamos a tropezar con todo lo que hay en nuestro camino.
En la porción bíblica de hoy Juan continúa afirmando una verdad muy importante en la vida cristiana. ...Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad... (verso 5) La luz y la oscuridad no pueden coexistir ya que esta última es la ausencia de la primera.
Dios es luz, por lo que donde esté Dios entonces está la luz y donde no esté Dios entonces hay oscuridad. ¿Cómo podemos saber si andamos en la oscuridad? pues analizando nuestra manera de vivir; ¿tengo conductas pecaminosas? ¿tengo malos hábitos que cambiar? ¿guardo rencor o enojo contra alguna persona? ¿menosprecio mi vida o la de otros?
Creo que una de las tareas que más evadimos en la vida cristiana es la de ver nuestras vidas con sinceridad, y reconocer con humildad que nada bueno podemos encontrar que nos justifique ante Dios y que por lo tanto necesitamos de su amor y perdón. Pero lo maravilloso de nuestro Padre celestial es que en él encontraremos gracia y no un dedo acusador, ya que
...si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad... (verso 9).
Refúgiate en los brazos misericordiosos de nuestro Dios. Si caminas en la oscuridad acude a Jesucristo y el iluminará tu camino.
Comentarios
Publicar un comentario