¿A quien le gusta pasar por momentos de llantos? ¿Cómo puede ser posible que exista dicha en el llanto? ¿Cuándo fue la ultima vez que lloraste? ¿Cuál fue el motivo?
Es importante notar que el Señor Jesús expuso sus enseñanzas en un orden determinado, no las mencionó al azar. Las bienaventuranzas tienen un orden muy llamativo, podríamos graficarlas como eslabones de una cadena, una sigue a la otra. También recordemos que ellas describen al creyente, al ciudadano del reino de Dios que, como vimos anteriormente, descubrió la riqueza de la vida en su pobreza espiritual. En este sentido, si buscamos a Dios de corazón, si nos vaciamos cada día y nos llenamos solo de él, pues nuestro corazón se alineará al del Señor, nuestros deseos serán sus deseos, nuestros propósitos serán los suyos. Tal es así que solo buscaremos la santidad y el pecado solo causará dolor en nuestra alma.
Lo sucedido con Pedro al negar a Jesús nos grafíca esta bienaventuranza. Cuando él había negado a Jesús, dice la Palabra que lloró amargamente, se dio cuenta de su pecado y se quebrantó (Mt 26:75). También lo que sintió Jesús al llegar a Jerusalén nos representa esta bienaventuranza (Lc 19:41), el Señor lloró al ver la ciudad.
Entonces esta bienaventuranza nos describe al creyente quebrantado por el pecado, no solo mi pecado sino el que me rodea, el pecado de mi ciudad, el de mi familia, de mi barrio. Cuando mi corazón llora por el pecado soy dichoso, pues Dios me consolará ya que él perdona al quebrantado (Sal. 51:17).
Cuando pienso en este versículo trato de recordar cuando fue la última vez que llore por el pecado, tal vez recuerde alguna situación personal pero ¿cuándo fue la última vez que llore por el pecado de mi ciudad? Creo que aveces tenemos tan naturalizado pecar, que acercarnos a Dios para pedir su perdón solo es un trámite. También estamos tan acostumbrados a ver el pecado en nuestra familia, o al barrio y la ciudad que ni siquiera suplicamos por perdón, menos aun derramar una lágrima por ella. Pero el pobre en espíritu al ver su condición y descubrir la santidad de su Señor, como consecuencia inevitable llora por el dolor que le causa el pecado, llora por arrepentimiento y por el dolor de ver al pecador lejos de Dios.
Que en este día nuestra oración sea como la del salmista ¡examiname o Dios!
¿Qué piensa hacer en este día para buscar más a Dios, para vaciarte de tí y llenarte más de él? ¿Por quién podrías orar en este día? algún familiar, vecino o por tu ciudad.
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