Los justos y los perversos
Hace mucho tiempo atrás, con un grupo de amigos nos fuimos a acampar a la orilla de un río, llevamos todo el equipo de pesca, una carpa, algo para comer, y mucha expectativa de pasarla genial. Pero lo que no habíamos llevado era ¡repelente para mosquitos! Parecía que todos los mosquitos habían elegido el mismo lugar para acampar, y habían invitados a todos sus amigos, parientes y conocidos, para el gran banquete... ¡nosotros! Una noche inolvidable, e interminable. Esa fue una de las pocas noche que desee tanto que amaneciera. Mirábamos el reloj a cada rato, hasta que en el horizonte pudimos ver un pequeño punto luminoso, en ese momento nos invadió una alegría inmensa. El sol comenzó a aparecer de a poco y con más fuerza hasta que los mosquitos, completamente satisfechos, nos dejaron."El camino de los justos es como la primera luz del amanecer, que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor.Pero el camino de los perversos es como la más densa oscuridad; ni siquiera saben con qué tropiezan." Prov. 4:18 y 19
Dice la palabra de Dios que el camino del justo es como esa pequeña luz en el horizonte, una luz que poco a poco va tomando mas fuerza hasta que llega a su plenitud. Esa es la vida del hijo de Dios. Jesús también dijo en un momento; Ustedes son la luz del mundo, cuando la luz brilla todo queda al descubierto (Mateo 5:14,15). Nuestro camino en la vida cristiana es como ese amanecer que brilla y brilla cada vez más, hasta que lleguemos a brillar con todo el esplendor.
Pero también está el camino del perverso, es tan oscuro que ni siquiera sabe con que tropieza. Evidentemente su camino no tiene un final feliz. Vive en tal oscuridad que sus pasos no son firmes ni seguros, no puede decidir bien, ni triunfar porque la oscuridad no lo deja decidir lo correcto.
Como hijos de Dios somos barro en manos del alfarero, él está trabajando en nosotros, moldeandonos a la imagen de su Hijo, para que brillemos como él. Así que ya somos luz, vivimos en la luz, nuestro camino es de luz y no de oscuridad. Y nuestro Señor nos está perfeccionando cada día, para que brillemos aun más.
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